miércoles, 24 de abril de 2019

A MI MANERA





       Es 25 de Abril, pero siento el mismo nerviosismo que sentía cada noche de Reyes cuando era pequeño...

         No se si recodáis esa sensación que se sentía cuando estábamos esperando que amaneciera para ver que regalos nos habían dejado S.S.M.M. aquella maravillosa noche de Reyes.

         Hoy me siento así, deseo que amanezca y ver si mañana me han traído aquello que tanto deseaba y esperaba.

         A medida que vamos creciendo, vamos perdiendo la ilusión en muchísimas de las cosas que la vida nos regala y es triste porque perdemos la oportunidad de ser felices en numerosas ocasiones. Puedo parecer infantil, pero es una grandeza vivir la vida con la esperanza que viven los niños cada noche de Reyes.

        No espero cosas materiales, simplemente espero poder abrir los ojos y una sonrisa, una llamada, un te necesito o te extraño.

       Estamos tan acostumbrados a tener alrededor a la misma gente que a veces no se les valora lo suficiente, pero ¿ qué ocurre cuando esas personas ya no están o no lo están como antes?.

       La juventud, suele ser en muchas ocasiones justificación para decir que no se le presta la atención suficiente a las personas que nos quieren y siempre están ahí, pero la pérdida no entiende de edades, simplemente llega y te la arrebata y no tiene porque ser la muerte. A veces un simple gesto, o una mala palabra aceptada o dicha, pueden generar la pérdida o distancia de alguien a quien queremos.

       Una insignificancia para algunos, un mundo para otros...

       Yo solo quiero vivir la vida como un niño, al que no le importe lo que digan, y que solo piense en disfrutar el momento y disfrutar de las personas que tienen alrededor.

      Generalmente los niños viven cada instante intensamente, pues aunque lloren porque no tienen lo que quieren en el momento preciso, enseguida olvidan su tristeza y se distraen con otra cosa, así es la niñez, así de sana y simple.

      Recuerdo que de niño jamas sufría porque me dijeran algún comentario inapropiado por mi sobrepeso, "me la pelaba" hablando claro y malamente, en cambio cuando fui creciendo, e incluso cuando ya no tenía sobrepeso, en muchas ocasiones se me iba la vida (literalmente) por cualquier cosa que pudieran decirme.  Es algo extraño, pero no lo es realmente. En el fondo todos tenemos esa parte infantil que no de la infancia, de esperar la aprobación de todos y de buscar que nos quieran y dar la talla.

      Llega una edad, por causas de la vida, en la que se madura y realmente te importa bien poco lo que puedan pensar de ti. Esa es la verdadera madurez, vivir tu vida, solo tu vida y cada cual como quiera vivirla; eso sí, en mi opinión sin hacerle daño a nadie, al fin y al cabo es lo que nos llevaremos de este camino de la vida.

      Que nada ni nadie quite tu sonrisa, ni tus ganas de hacer bien...
      Que nada ni nadie te impida ser tú, pues solo hay una vida y cada uno debe vivirla a su manera.

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