lunes, 28 de noviembre de 2011

20-N




20 de noviembre...

Sin pena ni gloria, pasó el día, en que la mayoría de españoles estaban pendientes de los resultados de las Elecciones Generales. Yo creo que este día, todos, hubiéramos tenido más futuro como videntes en el resultado de las mismas que cualquiera de los que a altas horas de la madrugada suelen anunciarse o tener aburridos programas en cualquiera de las cadenas de televisión.

Era de esperar lo sucedido pero yo personalmente, pensaba más en otra cosa, no fue un 20-N como el de cualquier otro año, pues se cumplían 36 años de la muerte de Franco y resultaba muy extraño que no tuviéramos la parrilla televisiva, llena de especiales (fueran del tipo que fueran) cargados de todo tipo de recuerdos, rumores y cotilleos del dictador o de cualquiera de sus familiares más cercanos.

¡Extraño! o tal vez no...

No se si los políticos habrán sabido leer entrelineas, yo lo hice o por lo menos creo haberlo hecho. Y es que no hay nada que prevalezca en importancia, todo es tan importante como queramos que sea.

Me resultó gracioso, ver como durante mucho tiempo llevamos peleando unos y otros por aquello de la Ley de Memoria Histórica, sobre si se quitan los signos del franquismo de nuestras calles y plazas o si se dejan.

¡Vaya tontería!...

Finalmente se ha comprobado que cuando hay una noticia o suceso que sea de importancia para la sociedad en general, lo demás se deja a un lado, ya lo hemos podido observar cuando España ganó el Mundial de fútbol, como llevábamos meses y meses con portadas que solo hablaban de las tasas de paro y de lo mal que estaba la economía española, y en cambió ese día nadie se acordó de la bolsa, ni del paro, todos hablaban de lo mismo de "La Roja".

Y esta vez no iba a ser menos, se olvidaron los años de la dictadura, al mismo dictador y lo que es aun más extraño, los "cotilleos" de la vida personal de sus familiares; y eso si que es difícil, dado el tipo de periodismo que últimamente prima en nuestro país.

Espero que los políticos hayan podido comprobar que al país en general, lo que le importa es lo que realmente le duele o motiva en un momento determinado y se dejen de perder el tiempo en si es bueno o no para la sociedad el tener una estatua o no de aquel que al fin y al cabo fue el máximo gobernador de nuestro país durante muchos años.

Yo más bien soy de la opinión de que no hay nada que eliminar ni intentar esconder, al fin y al cabo es nuestra historia y aunque sea sólo por el motivo de que no vuelva a ocurrir, es mejor dejar cada cosa en su sitio.

Hace unos años, mi hermandad intentó poner a una pequeña calle del barrio de la Iglesia, el nombre de la Titular, por motivo de su centenario. Recuerdo que el ayuntamiento pedía entre algunos requisitos como algo fundamental, el que todos los vecinos de la misma estuvieran de acuerdo en el cambio de nombre, y me pregunto yo si en las ciudades donde los ayuntamientos quieren quitar de plazas y calles cualquier signo relativo al franquismo, habrán consultado a todos los vecinos... Supongo que no.

Seguramente la clase política, seguirá intentando cambiar aquello que no es de relevante importancia para el pueblo y es que me da a mi que una vez se tiene una silla en cualquiera de las cámaras de poder, sea la que sea, locales, provinciales, regionales o nacional, la objetividad de la importancia de las cosas cambia, pues todo tiene la importancia que le queramos dar y como siempre se ha dicho: "todo es según se mire".